Popol Vuh
"Libro del consejo"
MITOLOGÍA AMERICANA
"Ésta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado y vacía la extensión del cielo. Ésta es la primera relación, el primer discurso. No había un hombre, ni un animal, ́pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques: solo el cielo existía[...]"
Origen: Guatemala, región de los indígenas quichés
Época de composición: Siglo I ac [redacción 1554 a 1558]
Estructura: Cuatro grandes partes divididas en capítulos [Parte I, 9 capítulos; Parte II, 14 capítulos; Parte III, 10 capítulos; Parte IV , 12 capítulos]
Descripción: Este libro constituye el legado más rico en cuanto a mitología de los pueblos americanos. Se lo llama libro nacional de los Quichés y es una reliquia del pensamiento aborigen de la zona de Guatemala y Honduras [civilización Maya]
No había nada [...] sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión. No había nada junto, que hiciera ruido, ni cosa alguna que se moviera, ni se agitara, ni hiciera ruido en el cielo. No había nada que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. Solamente había inmovilidad y silencio en la oscuridad. Sólo el Creador, el Formador, los Progenitores estaban en el agua rodeados de claridad. Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules; por eso se les llama Gucumatz. De grandes sabios, de grandes pensadores es su naturaleza. De esta manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo, que éste es el nombre de dios. Llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la oscuridad, en la noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento. Dijeron que cuando amaneciera debían aparecer seres. Vinieron juntos Tepeu y Gucumatz y dijeron: "¡Hágase así! ¡Que se llene el vacío! ¡Que esta agua se retire y desocupe [el espacio], que surja la tierra y que se afirme! ¡Que aclare, que amanezca en el cielo y en la tierra! No habrá gloria ni grandeza en nuestra creación y formación hasta que exista la criatura humana, el hombre formado". Luego la tierra fue creada por ellos. Así fue en verdad como se hizo la creación de la tierra: "¡Tierra!, dijeron, y al instante fue hecha". Como la neblina, como la nube y como una polvareda fue la creación, cuando surgieron del agua las montañas; y al instante crecieron las montañas. Solamente por un prodigio, sólo por arte mágica se realizó la formación de las montañas y los valles; y al instante brotaron juntos los cipresales y pinares en la superficie; se dividieron las corrientes de agua, los arroyos se fueron corriendo libremente entre los cerros, y las aguas quedaron separadas cuando aparecieron las altas montañas. Luego hicieron a los animales pequeños del monte, los guardianes de todos los bosques, los genios de la montaña, los venados, los pájaros, leones, tigres, serpientes, culebras, cantiles [víboras], guardianes de los bejucos y se les dio un lugar donde vivir a cada uno. Pero terminada la creación de los animales los dioses les dijeron: "Hablad, gritad, gorjead, llamad, hablad cada uno según vuestra especie, según la variedad de cada uno. Así les fue dicho a los venados, los pájaros leones, tigres y serpientes. Decid, pues, nuestros nombres, alabadnos a nosotros, vuestra madre, vuestro padre. ¡Invocad, pues, a Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra, el Creador, el Formador, los Progenitores; hablad, invocadnos, adoradnos!".

Pero no se pudo conseguir que hablaran; sólo chillaban, cacareaban y graznaban; no se manifestó la forma de su lenguaje, y cada uno gritaba de manera diferente. Cuando el Creador y el Formador vieron que no era posible que hablaran, se dijeron entre sí: "No ha sido posible que ellos digan nuestro nombre, el de nosotros, sus creadores y formadores, esto no está bien. seréis cambiados porque no se ha conseguido que habléis. Hemos cambiado de parecer: vuestro alimento, vuestra pastura, vuestra habitación y vuestros nidos los tendréis, serán los barrancos y los bosques, porque no se ha podido lograr que nos adoréis ni nos invoquéis. T odavía hay quienes nos adoren, haremos otros [seres] que sean obedientes. V osotros, aceptad vuestro destino: vuestras carnes serán trituradas. Así será. Ésta será vuestra suerte". Así dijeron cuando hicieron saber su voluntad a los animales pequeños y grandes que hay sobre la faz de la tierra. "¡A probar otra vez! ¿Cómo haremos para ser invocados, para ser recordados sobre la tierra? Y a hemos probado con nuestras primeras obras, nuestras primeras criaturas; pero no se pudo lograr que fuésemos alabados y venerados por ellos. Probemos ahora a hacer unos seres obedientes, respetuosos, que nos sustenten y alimenten". Entonces fue la creación y la formación. De tierra, de lodo hicieron la carne. Pero vieron que no estaba bien, porque se deshacía, estaba blando, no tenía movimiento, no tenía fuerza, se caía, no movía la cabeza, la cara se le iba para un lado, tenía velada la vista, no podía ver hacia atrás. Al principio hablaba, pero no tenía entendimiento. Rápidamente se humedeció dentro del agua y no se pudo sostener . Entonces lo desbarataron y deshicieron su obra y su creación. "¿Cómo haremos para perfeccionar, para que salgan bien nuestros adoradores, nuestros invocadores?"
Y al instante fueron hechos los muñecos labrados en madera. Se parecían al hombre, hablaban como el hombre y poblaron la superficie de la tierra. Existieron y se multiplicaron; tuvieron hijas, tuvieron hijos los muñecos de palo; pero no tenían alma, ni entendimiento, no se acordaban de su Creador, de su Formador; caminaban sin rumbo y andaban a gatas. Ya no se acordaban del Corazón del Cielo y por eso cayeron en desgracia. Fue solamente un ensayo, un intento de hacer hombres. Hablaban al principio, pero no tenían sangre, ni sustancia, ni humedad, ni gordura. Éstos fueron los primeros hombres que en gran número existieron sobre la faz de la tierra. En seguida fueron aniquilados, destruidos y deshechos los muñecos de palo, y recibieron la muerte en un gran diluvio que cayó sobre las cabezas de los muñecos de palo. En el segundo intento, de tzité se hizo la carne del hombre, pero cuando la mujer fue labrada por el Creador y el Formador, se hizo de espadaña la carne de la mujer. Estos materiales quisieron el Creador y el Formador que entraran en su composición. Pero no pensaban, no hablaban con su Creador. Y por esta razón fueron muertos, fueron anegados. Una resina abundante vino del cielo. Se les vació los ojos; se les cortó la cabeza; se les devoró las carnes; también se les quebró y magulló los huesos y los nervios, les molió y desmoronó los huesos. Y esto fue para castigarlos porque no habían pensado en su madre, ni en su padre. Y por este motivo se oscureció la faz de la tierra y comenzó una lluvia negra, una lluvia de día, una lluvia de noche. Y dicen que la descendencia de aquéllos son los monos que existen ahora en los bosques; éstos son la muestra de aquéllos, porque sólo de palo fue hecha su carne por el Creador y el Formador. Y por esta razón el mono se parece al hombre, es la muestra de una generación de hombres creados, de hombres formados que eran solamente muñecos.
Y dijeron los Progenitores que se llaman Tepeu y Gucumatz : "Ha llegado el tiempo del amanecer, de que se termine la obra y que aparezcan los que nos han de sustentar y nutrir, los hijos esclarecidos, los vasallos civilizados; que aparezca el hombre, la humanidad, sobre la superficie de la tierra." Se juntaron, buscaron y discutieron, reflexionaron y pensaron. De esta manera salieron a luz claramente sus decisiones y encontraron y descubrieron lo que debía entrar en la carne del hombre. Poco faltaba para que el sol, la luna y las estrellas aparecieran sobre los Creadores y Formadores. De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados. Se dice que ellos sólo fueron hechos y formados, no tuvieron madre, no tuvieron padre. Solamente se les llamaba varones. No nacieron de mujer, ni fueron engendrados por el Creador. Sólo por un prodigio, por obra de encantamiento fueron creados y formados por el Creador y los Progenitores: Tepeu y Gucumatz. Y como tenían la apariencia de hombres, hombres fueron; hablaron, conversaron, vieron y oyeron, anduvieron, agarraban las cosas; eran hombres buenos y hermosos y su figura era figura de varón. Fueron dotados de inteligencia; vieron y al punto se extendió su vista, alcanzaron a conocer todo lo que hay en el mundo. Grande era su sabiduría; su vista llegaba hasta los bosques, las rocas, los lagos, los mares, las montañas y los valles. Entonces les preguntaron el Creador y el Formador: "¿Qué pensáis de vuestro estado? ¿No miráis? ¿No oís? ¿No son buenos vuestro lenguaje y vuestra manera de andar? ¡Mirad, pues! ¡Contemplad el mundo, ved si aparecen las montañas y los valles! ¡Probad, pues, a ver!". Y en seguida acabaron de ver cuanto había en el mundo. Luego dieron las gracias al Creador y al Formador: "¡En verdad os damos gracias dos y tres veces! Hemos sido creados, se nos ha dado una boca y una cara, hablamos, oímos, pensamos y andamos; sentimos perfectamente y conocemos lo que está lejos y lo que está cerca. V emos también lo grande y lo pequeño en el cielo y en la tierra. Os damos gracias, pues, por habe rnos creado, ¡oh Creador y Formador!, por habernos dado e l". Acabaron de conocerlo todo y examinaron todo, pero el Creador y el Formador no oyeron esto con gusto y dijeron "No está bien lo que dicen nuestras criaturas, nuestras obras; todo lo saben, lo grande y lo pequeño". Celebraron consejo nuevamente "¡Que su vista sólo alcance a lo que está cerca, que sólo vean un poco de la faz de la tierra! No está bien lo que dicen. ¿Acaso no son por su naturaleza simples criaturas y hechuras [nuestras]? ¿Han de ser ellos también dioses? ¿Y si no procrean y se multiplican cuando amanezca, cuando salga el sol? ¿Y si no se propagan? Refrenemos un poco sus deseos, pues no está bien lo que vemos. ¿Por ventura se han de igualar ellos a nosotros, sus autores, que podemos abarcar grandes distancias, que lo sabemos y vemos todo?". Entonces el Corazón del Cielo les echó un vaho sobre los ojos, los cuales se empañaron como cuando se sopla sobre la luna de un espejo. Sus ojos se velaron y sólo pudieron ver lo que estaba cerca, sólo esto era claro para ellos. Así fue destruida su sabiduría y todos los conocimientos de los cuatro hombres. Entonces existieron también sus esposas y fueron hechas sus mujeres. Dios mismo las hizo cuidadosamente. Y así, durante el sueño, llegaron, verdaderamente hermosas, sus mujeres. Allí estaban cuando despertaron, y al instante se llenaron de alegría sus corazones a causa de sus esposas.